Según el diccionario de la RAE (Real Academia de la lengua), renunciar significa “desistir de algún empeño o proyecto. Privarse o prescindir de algo o alguien”. Tiempos estos que nos toca vivir la renuncia, obligados (en principio es así) por circunstancias económicas sobrevenidas, de forma directa o indirecta. Y que sorpresa al descubrir lo difícil que resulta renunciar a los que poseíamos: coche, estatus, actividades, ropa…
Parece que, según diversos autores, esperar es “ tener esperanza de conseguir lo que se desea”. Y como afirma Fromm “hasta en el lenguaje se observa la posesividad de nuestro tiempo. Yo no puedo", en sentido estricto, tener algo que no es material. Puedo sentir o no sentir esperanza. Me pregunto entonces si es algo natural en el hombre esperar, tener expectativas. Según la visión humanista (Lersch, 1966) “ El deseo de vivir del hombre se nutre de las representaciones de las posibilidades futuras que aparecen en su horizonte objetivo y que se hayan relacionadas con aquello a lo que esperamos”. (También Lain-Entralgo) Asi que parece que no sólo es natural (en un sentido tendencial o motivacional, enraizado en la naturaleza del hombre) sentir esperanza, esperar, sino que además deviene en una actitud a cultivar (actitud esperanzada en Ramón Rosal, 2003) para un crecimiento personal armonioso. Llegados hasta aquí, parecería que renunciar es el antónimo o lo contrario a esperar. Dejar de esperar. Y por tanto, insano de alguna manera. Esto sería así si la renuncia lo fuera a una esperanza sana o humanizadora. Entonces, nos toca revisar las diferencias entre las esperanzas sanas y/o humanizadoras y las esperanzas insanas y/o deshumanizadoras (que no contribuyan a mi crecimiento personal ni el de mi entorno) Así y siguiendo a Ramón Rosal (2003) son o se constituyen en esperanzas deshumanizadoras aquellas que suponen, en palabras del autor, bloqueos, distorsiones o dispersiones de la actitud esperanzada genuina. A saber: No tienen en cuenta los limites de uno mismo, los otros y /o la vida. No tienen en cuenta los obstáculos del camino y no aceptan ni la gradualidad en llegar al objetivo (lo esperado) ni el paso del tiempo. Es decir, presenta un déficit de tolerancia la frustración. Son esperanzas voraces. Esperanza del que quiere tenerlo todo.
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Agosto 2022
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